¿Guardamos una ilusión o estamos posponiendo un sufrimiento? El propósito de la existencia no es esquivar el dolor. El esfuerzo evolutivo de millones de años de nuestra especie no pudo haber desembocado en una misión tan parca como la de escurrírsele al sufrimiento. Entonces, ¿por qué a la hora de decidir (asuntos grandes y pequeños), nuestra apuesta fuerte es a ahorrarnos un nuevo pesar en lugar de apuntarle a una vida feliz? Resulta que al cerebro consciente le aterra la idea de sufrir.
Lo único que causa más insomnio que una rabia bien enconada es querer odiar y no poder. Por eso el desafío es tan extraño y la vez tan divino: porque a veces sucede que aunque hayamos pasado todas las desventuras emocionales que se puedan vivir con alguien, sentimos que no tenemos absolutamente nada qué perdonarle.
Todos estamos conectados Si la vida funcionara como las transacciones de la bolsa de valores, donde para recibir una cosa hay que entregar a cambio otra, ninguno de nosotros habría vivido la mitad de todas las escenas lindas que ha protagonizado, ¿o sí? Veamos: ¿prepagó la gentileza de ese extraño?, ¿remó muy duro para que los colores del atardecer tuvieran ese tono ámbar tan fotogénico?, ¿pasó muchas noches sin dormir para que a ese humano irresistible le pusieran esos ojazos con los que lo mira? Y, a pesar de que todas esas bellezas pasan –y pasarán- sin nuestra intervención, cuando las estamos disfrutando y no nos cabe más alegría en el pecho, el cerebro (en su afán de sellar cualquier rendija por donde se pueda colar el sufrimiento), interrumpe el trance mágico en el que estamos con la pregunta más floja (y más arruinadora de momentos) que podemos hacernos alguna vez: “¿Con cuánto dolor voy a pagar luego por todo esto tan bueno?”.
¿Cuándo fue la última vez que estuvo con usted mismo? Para estarlo no hace falta mudarse al campo, irse a un retiro espiritual ni hacer nada muy raro; basta con que se le mida a parar un momento y a enfocar su atención en lo bien que se siente inhalar y exhalar; no más. Por supuesto en cuanto haya tomado unas tres respiraciones conscientes, el cerebro le va a reclamar: “¡¿Y jugando a no pensar vamos a solucionar todo?!”. No va a ser fácil pero le estoy hablando de arriesgarse a frenar y mirarse al ombligo porque ser capaz de estar a solas es un prerrequisito –en el rango de “indispensable”- para su felicidad.
Hay veces que uno siente como si el marcador del partido de su vida fuera 5-0 (perdiendo uno).
Cuando sea así, hágase un momento a un lado de la cancha y considere lo siguiente:
La vida suya va al ritmo que tiene que ir.
La vida suya va al ritmo que puede ir.
Entonces lo primero es calmarse. El nuestro es un partido raro porque nadie sabe exactamente cuánto va a durar. Por lo tanto lo primero es calmarse.
Lo segundo es hacer un inventario de las cosas que Ud. tiene a su favor para levantar el marcador (al minuto que sea).
Nota: no es que sea indispensable ponerse en la tarea de levantar el marcador. Su vida es valiosa por el sólo hecho de estar usted vivo, incluso si nunca llega a anotar un solo gol, ni más faltaba. Es que no sólo es valioso el que gana: también es valioso el que a duras penas logra mantenerse dentro del campo de juego. Recuerde eso.
Y sin embargo volvamos a lo de hacer el inventario de cosas que estarían a su favor en caso de querer Ud. levantar el marcador de su partido, porque de todas maneras el ejercicio es interesante.
Dese cuenta de que en su inventario de Cosas a Favor lo más posible es que cuente Ud. con lo siguiente:
¿Se da cuenta?
Si ya aguantó la paliza, seguramente va a poder sobrevivir a la convalecencia.
Apenas pueda, vuelva a fijar una meta y anótese ese gol.
Escrito por:
Sylvia Ramírez
Conferenciante internacional de felicidad, liderazgo y marca personal
En redes: @SylviaNetwork
A veces uno tiene que ser más listo que su cerebro porque el cerebro tiene sus propias mañas.
Y muy a menudo es eso lo que tienen en común las personas normales que acaban logrando cosas extraordinarias: que saben administrarse; que tienen un plan funcional y que no le aflojan a la determinación para cumplirlo.
De eso estuvimos conversando en esta conferencia de felicidad y liderazgo personal.
Fotos de recuerdo de la convención comercial nacional de Terpel en Medellín, Colombia.
Uno de los eventos más significativos y, a menudo, subestimados en la vida de una persona es la migración. Ya sea impulsada por el deseo de mejorar, explorar nuevas oportunidades o huir de condiciones de vida violentas, emprender un proyecto migratorio conlleva consigo la inevitable pérdida de conexiones familiares, amistades y la propia cultura. Este fue el tema de conversación en Travesías Blu, de BluRadio Colombia.
Programa completo disponible aquí: https://www.bluradio.com/sociedad/que-es-el-duelo-migratorio-estas-serian-las-etapas-del-proceso-pr30
Sylvia Ramírez
Conferenciante Internacional
Felicidad, Liderazgo, Marca Personal
5 puntillazos sobre la libertad:
Uno:
Cada vez que usted sea capaz de reírse en medio de lo que sea que le esté pasando, eso es haga de cuenta estar tomándose uno un sorbito de libertad. Respire hondo y -sin decirle a nadie, discretamente, con elegancia saboree ese sorbito de inmunidad.
Dos:
Distinga siempre:
Una cosa es hacer algo para evitar algo.
Otra cosa es hacer algo para lograr algo.
Y otra cosa es hacer algo porque Ud. puede hacer ese algo.
Procure hacer siempre las cosas para ser más usted y ya. Incluso las cosas a las que se comprometió mediante un contrato: procure sentir que las hace porque cumplir su palabra lo hace ser más usted. Nada más. Va a ver todo lo que va a ganar en libertad.
Tres:
A lo mejor convenga hacer las paces con la idea de envejecer. ¿Sí ha notado que cuanto más viejo se va poniendo uno, más auténtico se permite ser? Qué alivio.
No se trata de orillarse, ni de rendirse ni de entregarse. Se trata únicamente de sonreírle a la noticia de la vejez.
Cuatro:
Hay momentos en los que lo único que uno puede hacer es tener claro hacia dónde va y soltar el control. Como cuando se sube uno a un autobús o a un avión: igualito. Hay temporadas en las que lo único que se puede hacer es mirar por la ventana, esperar intencionalmente y creer.
Cinco:
Si lleva varios días asustado, aburrido, agotado y/o distraído, pellízquese: recuerde quién era usted antes de sentirse así. Aplique la segunda consigna del Manifiesto de Felicidad que dice “Rugir para trascender”: el dolor adormece tanto, que hasta al león se le olvida quién es el rey de la selva. Acuérdese de esto: las pesadillas sólo aparecen cuando uno está dormido. Entonces pellízquese. Despiértese. Y recuerde quién es usted (ojalá esté claro que cuando hablé del león me refería a usted). Recuerde quién era usted.
Por:
Sylvia Ramírez Rueda
Conferenciante internacional de Felicidad, Liderazgo y Marca Personal
En redes: @SylviaNetwork
En este video encontrará tres herramientas de liderazgo personal para elevar la percepción de sí mismo
Por: Sylvia Ramírez Rueda
Conferenciante internacional de felicidad, liderazgo y marca personal.
Autora de "Felicidad a prueba de oficinas" (Ed. Planeta, 2017)
Autora de "Manifiesto de Felicidad" (Ed. Planeta, 2020)
Perfil profesional: click aquí para ver la trayectoria de Sylvia
Instagram - Twitter: @SylviaNetwork
LinkedIn: Sylvia Ramírez Rueda
www.sylviaramirez.com.co