Martes, 11 Octubre 2016 07:47

A solas - columna "Lingotes de Felicidad", Centro, México

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¿Cuándo fue la última vez que estuvo con usted mismo? Para estarlo no hace falta mudarse al campo, irse a un retiro espiritual ni hacer nada muy raro; basta con que se le mida a parar un momento y a enfocar su atención en lo bien que se siente inhalar y exhalar; no más. Por supuesto en cuanto haya tomado unas tres respiraciones conscientes, el cerebro le va a reclamar: “¡¿Y jugando a no pensar vamos a solucionar todo?!”. No va a ser fácil pero le estoy hablando de arriesgarse a frenar y mirarse al ombligo porque ser capaz de estar a solas es un prerrequisito –en el rango de “indispensable”- para su felicidad.

Es imprescindible ser capaces de estar solos, sí, porque por no serlo es que hemos mendigado compañías (que al final entendimos que no ameritaban haber remado tan duro); nos hemos enganchado en vicios; hemos hecho planes, viajes y compras que no nos interesaban en lo más mínimo… sin contar el tiempo y el dinero que hemos perdido en todo eso. Energía, tiempo y dinero perdido, sí, porque tampoco es que hayamos disfrutado mucho: nada rogado satisface. Cuando seamos capaces de “Estar parados en una esquina sin esperar a nadie”; cuando quienes viven solos puedan sentarse serenamente en la sala de su casa sin música ni ruidos de fondo que disimulen lo que de verdad está pasando; cuando nos animemos a esperar a que el semáforo cambie a verde sin actualizar las redes sociales y, sobre todo, cuando consigamos familiarizarnos con esa sensación de estar siempre buscando algo que nunca encontramos porque en fin comprendimos que lo que pasa es que así somos los humanos (curiosos) y dejemos de alimentar el cuento existencialista de que “el drama de mi vida es buscar y nunca encontrar ese algo”, si logramos ajustar esas cosas –que a la larga no son tantas-, comenzarán nuestros nuevos días. P.S.: Nos avergüenza admitir que en silencio sí vivimos con la rasquiña de estar buscando algo (incluso si no pasa de ser sólo un estado mental que no se concreta en llamadas telefónicas, cartas de renuncia ni nada de eso). Nos abochorna reconocer que a veces sí quisiéramos sentir algo diferente sobre todo si hemos firmado algún contrato obligándonos a que toda la vida nos gustaría lo mismo. Pero la alegría de existir está justo ahí, en aprender a fluir entre las paradojas… como paradójico es el hecho [cierto] de que sí somos capaces de navegar entre varias lealtades. Es incómodo pero alguien tenía que decirlo :)  Columna publicada en el periódico “Centro”. Puebla, México, el 06 de octubre de 2016. Enlace a la publicación del periódico haciendo click aquí: 11o lingote de felicidad de Sylvia Ramírez 

Conferenciante internacional de Felicidad y Personal Branding Coach Ejecutivo – Coach Personal @SylviaRcoaching

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