Biografía

“Cada 9 de julio, por mi cumpleaños, mi mamá necesita contar a quien esté en el comedor de la casa que yo fui un bebé raro: “Sylvia nació con los ojos abiertos, bien abiertos, como si quisiera aprenderse todo lo que estaba viendo”. Y seguramente sí porque una de las primeras cosas que recuerdo de mí es mi curiosidad por la gente.

Con los años fui juntando el valor para convertirme en una curiosa profesional. Me he pasado la vida investigando sobre las cosas que me dan vueltas en la cabeza desde que tenía unos 17 años (es decir, hace un buen rato, porque nací en 1984): cómo pensamos; dónde sentimos; por qué a veces nos ocurre que pensamos una cosa y decimos o hacemos otra; qué hace que nos gusten las cosas que nos gustan; en qué se parecen las personas a las que les va bien en la vida…

Profesión 

No siempre he trabajado en lo mismo que hago ahora: el primer sueño que cumplí en mi camino profesional fue el de graduarme como abogada y años más tarde como magíster en Derecho Administrativo. Ese capítulo fue en verdad apasionante: estudié el comportamiento humano a través del lente de la justicia, del bien común, de la ética y de los contratos.

Al tiempo con lo mucho que me gustaba mi profesión anterior (y aquí viene una confesión) tengo que admitir que lo que hacía cuando me distraía y no escribía los documentos legales por los que me pagaban, era investigar sobre Programación Neurolingüística -PNL, moda e imagen, felicidad, comunicación, neurociencias: justo los temas con los que trabajo ahora. En resumen mi historia es la de alguien que por su carácter se graduó de abogado pero que por su pasión se convirtió en coach.

Por lo demás, aunque mi trabajo consista en ser profesora de felicidad, a veces estoy triste, a menudo estoy de mal genio y hay cosas que me paralizan de miedo, como a cualquiera. Me gusta muchísimo bailar y cocinar (pero, como el marketing debe ser honesto, tengo que decir que el hecho de que me guste hacer esas cosas no significa que las haga bien: apenas estoy diciendo que me gustan). Me dan miedo las culebras y los bichos. Mi comida favorita es el sushi, cada vez que puedo voy al cine y me gusta mucho estar dentro del mar al atardecer. Mi familia se compone de mis papás, Orlando y Alba Rocío, y mi hermano, Orlando José, que es la sensación en mi cuenta de Instagram, junto con mis dos gatos, Leoncio (2013) y Ciro III (2019).

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