Domingo, 27 Octubre 2019 14:38

La fiesta de fin de año de la empresa es todo menos una “fiesta”: cuidado con la Marca Personal

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La fiesta de fin de año de la empresa es todo menos una “fiesta”: cuidado con la Marca Personal La fiesta de fin de año de la empresa es todo menos una “fiesta”: cuidado con la Marca Personal

Las celebraciones empresariales de fin de año son un escenario especialmente fecundo para la ruina de la Marca Personal cuando los asistentes, cayendo en un exceso de inocencia, creen que, en efecto, se trata de una “fiesta” y deciden relajarse y desinhibirse en todos los aspectos: su comportamiento, su actitud profesional y, cómo no, su atuendo.

A continuación analizaremos las pautas más importantes para salir con vida de esos festejos o, dicho en otras palabras, para asistir a los eventos empresariales con alegría, con naturalidad y sin arriesgar el puesto:

El atuendo: ¿cuánto se puede relajar el estilo?

El primer atentado contra la Marca Personal de un funcionario de una compañía (desde el nivel operativo hasta el rango directivo) consiste en hacerse una representación mental de la fiesta de fin de año como “la ocasión de mostrar verdaderamente quién soy”. Nada de eso: es la ocasión de mostrarte profesional inclusive en un ambiente tan relajado.

Lo primero que hay que tomar en consideración es que se trata de una actividad convocada, organizada y sufragada por la empresa, de manera que el código de vestuario se mantiene intacto. Así, para ir a la fija, si bien es cierto no hace falta que los señores vayan de saco y corbata o las señoras de sastre completo (salvo que se trate de una invitación formal donde se indique expresamente que ese es el atuendo requerido), la actitud mental con la que se debe elegir la ropa se resume en la expresión “business casual”.

Los señores bien pueden usar pantalones de texturas que, de preferencia, no sean jeans, como pana, dril o algodón, para combinarlos con un blazer (una chaqueta estructurada pero informal), una camisa de cuello y mangas (en ningún caso una camiseta) y zapatos informales de cuero (mocasines, por ejemplo), evitando los tenis a toda costa.

Para hacer la cosa más fácil, hablemos de lo que hay que evitar: las camisetas (incluso las que tienen cuello), los tenis, las chaquetas bombachas enormes (esas que usan los papás en domingo) y, en general, las prendas con logos excesivamente vistosos, están cancelados. Ni se les ocurra mezclar el pantalón de un vestido de saco y corbata con un blazer porque va a parecer que se vistieron a oscuras. Los cinturones de hebilla ancha, las prendas con estampados ofensivos o discriminatorios (con mensajes políticos, sociales y/o religiosos) y el uso de joyas pesadas, atenta fuertemente contra la imagen profesional de los señores.

Las mujeres, por otra parte, pueden usar blusas holgadas, bien sean de botones o tops, y la recomendación para acertar con esta prenda es que tenga mangas (es sólo una recomendación pero en todo caso debes prever que puede ser necesario quitarte la chaqueta y hay que recordar que sí estamos en una celebración pero que no se trata de una noche de discoteca con los amigos de la universidad). Los pantalones, en la textura de preferencia de cada una, es mejor que no sean demasiado ajustados, muy brillantes o de corte muy bajo en la cadera. Lo “estruendosamente sexy” tiende a oponerse fuertemente a lo “profesional”. Estampado animal sí pero en una sola prenda. Finalmente, el maquillaje debe mantenerse natural: nada de abusar de la pestañina, del delineador líquido o del pintalabios. En últimas lo que hay que considerar es que la oficina no es precisamente el lugar para conseguir una relación de pareja y una imagen excesivamente sugestiva puede incomodar o incluso hacer sentir amenazada a una colega o, peor, a la jefa, frente a lo cual no hay que esforzarse mucho para imaginar lo que ella va a pensar. Y qué decir de lo que ella va a hacer para “poner las cosas en orden”.

“Juntos pero no revueltos”

Una de las quejas más recurrentes de los directivos de las empresas es el abuso de confianza en que incurren sus empleados en las celebraciones institucionales, agravado progresivamente por el consumo de alcohol durante el evento.

Cada uno conoce su cuerpo y su manera de asimilar el licor, de modo que antes de ir a la fiesta ya hay que tener clarísimo (¡pero clarísimo!) cuántas copas nos podemos permitir o, inclusive, pensar en alguna excusa para no ingerir alcohol en absoluto durante el evento, si sabemos que luego del primer trago se nos relaja peligrosamente el código de conducta. Lo que está en juego puede ser nuestra permanencia en el cargo; lo he visto en innumerables ocasiones.

Por otra parte, es altamente posible que en el transcurso de la fiesta el jefe decida sentarse un rato a conversar con cada uno de los miembros del equipo. Cuando sea tu turno, esto es lo que hay que tener en cuenta: si siempre te refieres a tu jefe como “ingeniero Pérez”, “doctor Vega”, etc., de esa misma manera le vas a seguir hablando durante TODA la conversación de la fiesta (por más amigable que se muestre la persona o por más animada que esté la charla, no le vas a llamar por su nombre), y siempre lo tratarás como “Usted”. Un error trágico de estilo (lo digo porque me ha tocado) sería algo como “Ingeniero, tú sabes que yo te apoyo”. Cancelado. Siempre de “Usted”.

Las lamentaciones sobre el lugar de trabajo o sobre algún colega están proscritas. Ni qué decir de la coquetería. Nada de contar intimidades ni de aprovechar para hablar de tragedias familiares: no es tu amigo, es tu jefe y sólo está queriendo tener un gesto de amabilidad.

Lo último que se te puede pasar por la cabeza sería invitar a tu jefe a bailar una pieza: no, no y no. Si es él o ella quien te invita, ni modo, hay que aceptar por una única vez, le agradeces al terminar la canción y vuelves a tu asiento sin más.

Cerrar con broche de oro 

En términos generales la actitud mental con la que hay que asistir a esta clase de eventos debe ser equivalente a la de estar en una reunión de negocios en la que se aprovechará para hacer nuevos contactos con otras áreas de la empresa o para estrechar los lazos con los colegas del día a día. Es a esto a lo que me refiero al decir que este evento, aunque se llame “Fiesta de fin de año” es cualquier cosa menos una “fiesta”.

Por lo anterior, hay que ser especialmente cuidadoso al momento en que inicia, por ejemplo, la música para bailar. En la medida en que no sea indispensable hacerlo, mejor. En cualquier caso conviene evitar al máximo las coreografías y los pasos notoriamente sensuales quedan descartados por completo.

Otra actitud que es una verdadera salida en falso para tu Marca Personal consiste en comer y beber desmesuradamente, como si hubieran pasado semanas sin comer ni tomar nada en casa. Expresiones como “aprovechemos, que el jefe paga”, “comamos que esto no se ve todos los días” y demás locuras de esa clase no hacen sino despertar la antipatía de los colegas y el fastidio de los jefes.

En resumen la clave está en que en estas festividades institucionales te parezcas tanto como puedas a la persona que eres normalmente, sin excesos, sin excentricidades y sin licencias que te hagan quedar como una persona que no está a la altura de su cargo.

Visto 2501 veces Modificado por última vez en Martes, 10 Diciembre 2019 22:05

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