Martes, 28 Febrero 2017 21:26

Marca Personal Oficinística: entrevistas de impacto

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Quienes están desarrollando su vida profesional en el mundo corporativo se enfrentan una y otra vez al desafío de tener que ser elegidos en medio de miles de excelentes opciones que se presentan todo el tiempo para ocupar cada vacante que se anuncia. Bien sea que quieras ser contratado por primera vez en una compañía o lograr la promoción en la que has estado trabajando, el objetivo es el mismo: se trata de persuadir al interlocutor de que tiene frente a sí a la mejor opción posible para desempeñar ese cargo.

Las firma cazatalentos del mundo están atiborradas de solicitudes de grandes empresas que necesitan proveer diferentes plazas y, curiosamente, las cifras de desempleo son escalofriantemente altas. ¿Qué pasa? Que hay un corto circuito: la oferta no está coincidiendo con los criterios de demanda. ¿En qué estamos haciendo un mal contacto? Estos son los tres errores principales que se cometen a la hora de presentarse a una entrevista, en términos de Marca Personal Oficinística:

1. Malinterpretar la originalidad: Piensa que eres el dueño de una empresa mediana y has decidido contratar un gerente de área: ¿Te inclinarías por la señorita de las uñas larguísimas pintadas de verde, los aretes tamaño XL que suenan cada vez que mueve la cabeza para decir “no” y que lleva la botella de jabón antibacterial con forma de osito colgando de una hebilla por fuera de su cartera? Independientemente de las preferencias estéticas de cada cual (uno de mis esmaltes favoritos es verde y tengo muchos aretes que hacen ruido en mi cajón), es realmente equivocado querer destacarte en una entrevista por excentricidades decorativas con el argumento de que eres creativo o de que, en últimas, se trata del libre desarrollo de tu personalidad. En el mundo de los negocios la regla de oro es clara: “quien tiene el oro pone las reglas”. Como consultora en Marca Personal muchísimas veces he oído la misma queja por parte de los dueños de las empresas: ya no saben qué hacer para que sus colaboradores entiendan que, durante las horas de trabajo y las actividades directamente relacionadas con la compañía, necesitan contar con ejecutivos que reafirmen la imagen corporativa que ha costado tanto trabajo (tiempo + energía + dinero) consolidar. Por lo anterior, reserva tu creatividad para los fines de semana y apuéstale a una imagen pulida, limpia, conformada por prendas y accesorios que combinen lo tradicional con lo moderno. Evita caer en el error de verte muy “a la moda” porque puedes erosionar la confianza de quien te entrevista: “si está tan pendiente de las revistas de moda, ¿a qué hora se dedica a su trabajo?” (puede sonar exagerado pero lo he oído directamente de entrevistadores profesionales). Es más: la consultora de desarrollo profesional Ramya West aconseja averiguar con anticipación si la empresa a la que te vas a presentar tiene un código de vestuario (he dado conferencias en lugares donde están prohibidos los zapatos de mujer sin tacón, por ejemplo) y asegurarte de no transgredirlo con iniciativas fuera de lugar. Finalmente, en cuanto a la identidad visual de tu Marca Personal se refiere, ten en cuenta que todo extremo es malo: tampoco caigas en el error de vestirte de negro de pies a cabeza con una ropa excesivamente conservadora que ya te haga ver como si vivieras en otra época, porque usando un atuendo así te vas a mimetizar en el mar de opciones intermedias y, si estás leyendo un artículo sobre Personal Branding, seguro tú no eres del montón. Cuidado.

2. Mantener todas las emociones bajo control: Nadie quiere contratar y menos trabajar con Robotina. En este aspecto son principalmente dos los errores que hay que evitar: a. mostrarte como una persona excesivamente autorregulada y b. recitar el libreto que escribiste con todas las respuestas a las posibles preguntas de tu entrevistador. a. Mostrarte como alguien inexpresivo durante la entrevista sólo va a dejar el recuerdo en el interlocutor de queeres un aconductado desprovisto de iniciativa y que, por lo tanto, es muy poco lo que tienes para aportar a la compañía. Te etiquetarán como del perfil de los que hacen lo mínimo indispensable para cumplir. Mal. Esta es precisamente la razón por la que el Personal Branding, en mi criterio, debe ir siempre de la mano de unas poderosas herramientas de Felicidad que transmitan durante la conversación, más que la idea de estar ante un posible empleado eficiente, la calidez de un ser humano que quiere desarrollar un proyecto de vida al interior de una empresa. Es clave dejar fluir un entusiasmo genuino. b. Recitar el libreto que preparaste implica dos clases de riesgos: uno, que te quedes en blanco porque, al no recordar alguna palabra precisa, tu cerebro se bloquea ante la incertidumbre y no sale con nada. Dos, que el entrevistador, que es otro mamífero, como tú y como yo, comience a sospechar sobre las razones por las cuales necesitas un libreto para hablar de ti mismo. Esta no es de ninguna manera una invitación a la improvisación pero sí a la espontaneidad. Personalmente, soy de las más entusiastas frente a los beneficios de estudiar (y de escribir) anticipadamente cuáles son tus Debilidades, tus Oportunidades, tus Fortalezas y tus Amenazas (sí, la matriz DOFA, ochentera pero de utilidad muy vigente en seres humanos). Es más: ese es un capítulo fijo dentro del entrenamiento personal que hago en ese campo. Lo que ocurre es que estoy convencida de que basta con tener claro quién eres, qué has hecho, qué quieres hacer ahora, qué no quieres hacer y en dónde te ves en el lapso de cinco años para que tu discurso sea suficientemente persuasivo. La memoria es un arma de doble filo a la hora de convencer (piensa que tu pareja hubiera sonado como un robot a la hora de decirte lo mucho que te quiere, a ver si le hubieras creído igual. No, ¿cierto? Una vez más: ¡es que somos h u m a n o s!).

3. Creer que una hoja de vida (resumè) brillante se defiende sola: La hoja de vida tiene una función muy precisa durante una entrevista: es una hoja de ruta que sirve de guía al entrevistador para tener una idea de lo que has hecho y del momento de la vida en que te encuentras para, a partir de eso, formular las preguntas que considere necesario hacer. Punto. La hoja de vida no es, de por sí, el vehículo que te va a llevar a la meta feliz de ser contratado en un cargo. Por lo anterior, es fundamental que atiendas a los factores que un empresario responsable e interesado en contratar a un colaborador va a tener en cuenta: a. Atención a las “huellas” que dejas en las redes sociales: dedica un fin de semana a buscarte en Google, revisar las fotos en las que estás etiquetado y eliminar con obsesión cualquier comentario personal que sólo interese a tu grupo más cercano de familiares y amigos y que, a la vez, te descalifique fulminantemente en el parecer de un entrevistador 20 años mayor que tú, miembro activo de alguna religión o de algún partido político. Estas cuestiones (religión, política, participación en grupos, etc.), en realidad, son tan íntimas que, salvo que seas un activista profesional de esas causas, no necesitas hacer un gran alarde. Naturalmente, en razón de nuestra condición humana, es apenas obvio que tomes partido por las causas que realmente te muevan, pero piensa dos veces antes de compartir en tu muro imágenes ofensivas o destructivas de alguien o de alguna creencia en particular. No destruyas lo que no se parece a ti. b. Más que nerds con calificaciones a toda prueba, el empresario busca personas integrales que sientan emoción por participar en su equipo de trabajo: cada vez está más y más demostrado que un excelente record académico sólo constituye un elemento más dentro de los muchos que componen la toma de una decisión final en el momento de la contratación de personal. La sensibilidad, la proactividad, el entusiasmo, lo informado que te muestres en relación con la empresa a la que aspiras entrar; tus habilidades de investigación y de síntesis son otras de las variables que, en silencio, está analizando cualquier entrevistador despierto. Por consiguiente, deja fluir tu entusiasmo; no inventes experiencias que no has tenido ni habilidades que no tienes (como “excelente trabajando bajo presión”, “ideal para trabajos en equipo” o “demostrado perfil de liderazgo”) y, por ningún motivo, hables con la sobradez del que no entendió la dinámica de este tiempo y cree que sus avanzadísimos estudios de posgrado compensan las habilidades blandas de un gran ser humano: autoestima saludable, habilidad de relación, actitud positiva-realista, buena administración del tiempo, ser discreto con la información importante, etc. Actitud propositiva, confianza, entusiasmo y seguridad, son la clave.

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