Periódico Centro, México, 1° de junio de 2016 Puede que no lo haya notado pero la fe y el miedo son dos caras de una misma moneda: en ambos casos se trata de la convicción mística, íntima, de que eso en lo que está pensando va a pasar. Y exactamente ahí comienza el dilema existencial: aunque a lo largo de la vida usted ha sentido en su propio pellejo lo valiente que ha sido cuando le ha puesto el alma a un proyecto en el que ha creído firmemente; y no obstante el hecho de que sabe (porque sabemos) que el miedo siempre –siempre- paga con infelicidad, cuando llega ese momento con el que tanto soñó y se encuentra delante de la posibilidad de experimentar o de tener lo que siempre quiso, se le activa el comando de la (mal interpretada) madurez y se dice en su diálogo interno: “Yo ya aprendí la lección y sé que es mejor desconfiar, ir muy despacio, porque ‘De eso tan bueno no dan tanto’ y la verdad es que ‘Sin dolor no hay recompensa’.
Periódico Centro, México, Ed.371 Si bien es posible que actuar con la cabeza le haya puesto donde está, es aún más probable que actuar con el corazón sea lo que le pondrá donde realmente quiere estar: comenzar a involucrar los sentimientos en sus decisiones puede ser su verdadera revolución.
Recorrí Sicilia desde Pachino hasta Agrigento : Me devolví porque tocaba. Sicilia es una de esas puntas del mundo a las que basta cualquier pretexto para ir. En mi caso más que un pretexto, tuve en realidad una razón; la más importante de todas, seguramente: el corazón.