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Lunes, 12 Septiembre 2016 07:26

¿En serio quiere lograr esa meta? - columna Lingotes de Felicidad, "Centro", México

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La red es sólo por si acaso

 Si de verdad quiere lograr el plan A, ¡comience por dejar de acariciar el plan B! Esa es una artimaña del inquilino eterno de nuestra cabeza, el Autosaboteador de Metas, famoso por hacer lo que sea con tal de tener alguna sensación de tranquilidad. Fue él quien inventó eso de “Si el plan B no funciona recuerde que el alfabeto tiene muchas letras más”.

Cuando por fin conseguimos establecer qué es lo que queremos lograr (y eso, créame, es un grandísimo avance per sè), el Autosaboteador de Metas comienza a bombardear de inmediato con imágenes (terroríficamente adornadas con sonidos y voces de amenaza), mediante las cuales se asegura de mostrarnos todas las razones por las que fracasaremos en el intento de obtener lo que soñamos. Y ante ese grado de presión mental solemos reaccionar de una de dos formas: cancelando el plan u obsesionándonos con hiperdetallar un plan B que nos proteja de una posible ruptura de corazón y, sobre todo, que nos ponga a salvo de hacer el ridículo. Ocurre que el Yo Asustadizo prefiere pensar que tener un gran plan de respaldo es ser “previsivo” cuando en realidad estamos confundiendo la planeación con la dispersión. Y una característica que se repite en la gente más feliz que conozco es la de saber que cuando hay amor en torno a una meta, el respaldo es la meta en sí misma; no el plan B ni el C ni nada distinto. La clave, entonces, está en concebir una forma flexible de llegar a su objetivo: una vez haya precisado qué quiere, entienda qué se necesita para lograrlo e indague sobre los riesgos más frecuentes. Fortalézcase (razonablemente) en las áreas neurálgicas e incluya en el plan un espacio para estudiar o desarrollar habilidades sobre la marcha pero recuerde que todo (todo) esto hace parte de su plan original. El ejemplo puede ser incómodo pero es tan ilustrativo que se justifica usarlo: supongamos que su meta es la de hacer una familia con la persona que ama. Usted no se casaría teniendo un plan B por si acaso, ¿verdad? No lo haría porque no le hace falta, ya que la razón por la que usted cree que las cosas saldrán bien es su pareja en sí misma; las virtudes que tiene, etc. Usted sabe que habrá desafíos y que si las cosas se complican eventualmente tendrá que hacer alguna terapia pero su plan es uno y sólo uno. Y aquí viene el tip de felicidad: deje que su proyecto siga siendo el único mientras tenga sentido querer avanzar hacia esa meta. No se bote de cabeza hacia un plan B sólo porque algo se le salió del libreto. Ahora piense en su objetivo real y láncese con entusiasmo. Haga como el equilibrista del circo que sabe lo que está a punto de hacer y que confía en sus habilidades pero pone la red sólo por si acaso; no como plan B de su espectáculo. Ah, y pierda el miedo a resbalarse en público: sobre todo, eso.  Columna publicada en el periódico “Centro”. Puebla, México, el 06 de septiembre de 2016. Enlace a la publicación del periódico haciendo click aquí: noveno lingote de felicidad de Sylvia Ramírez 

Conferenciante internacional de Felicidad y Personal Branding Coach Ejecutivo – Coach Personal @SylviaRcoaching 

Visto 1444 veces Modificado por última vez en Domingo, 15 Diciembre 2019 01:00

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