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Miércoles, 01 Junio 2016 08:57

"De eso tan bueno SÍ dan tanto" - columna "Lingotes de Felicidad", Centro, México

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Periódico Centro, México, 1° de junio de 2016

Periódico Centro, México, 1° de junio de 2016  Puede que no lo haya notado pero la fe y el miedo son dos caras de una misma moneda: en ambos casos se trata de la convicción mística, íntima, de que eso en lo que está pensando va a pasar. Y exactamente ahí comienza el dilema existencial: aunque a lo largo de la vida usted ha sentido en su propio pellejo lo valiente que ha sido cuando le ha puesto el alma a un proyecto en el que ha creído firmemente; y no obstante el hecho de que sabe (porque sabemos) que el miedo siempre –siempre- paga con infelicidad, cuando llega ese momento con el que tanto soñó y se encuentra delante de la posibilidad de experimentar o de tener lo que siempre quiso, se le activa el comando de la (mal interpretada) madurez y se dice en su diálogo interno: “Yo ya aprendí la lección y sé que es mejor desconfiar, ir muy despacio, porque ‘De eso tan bueno no dan tanto’ y la verdad es que ‘Sin dolor no hay recompensa’.

Es que esto es demasiado bueno para ser cierto”, etcétera, etcétera. ¿Le suena familiar? ¿Qué tal que lo que le esté pasando sea demasiado bueno para no ser cierto? Dada mi fe en que no existen las casualidades, si usted está leyendo este artículo quiero aprovechar que tengo su atención por tres minutos para hacerle dos propuestas de felicidad, a ver qué pasa. La primera es que se anime a soltar el terror que da dejar de mirar hacia atrás. Sé que es duro pero ya no lo haga más. Entienda una cosa: si deja de repasar mentalmente su historia no va a olvidar las lecciones que ya aprendió. Esas están ahí y le serán de utilidad cuando las requiera pero tenerlas siempre presentes, hablar siempre de cómo le traicionaron o le hirieron, sólo logra lastimarle y hace que su atención se focalice en cosas que le hacen ser la misma persona de siempre. ¿Para qué?, ¿no le preocupa mucho imaginar todo lo que está dejando de ser por vivir rumiando los dramas de siempre? ¡A mí sí! La segunda propuesta es sencilla (porque pareciera ser sólo un juego semántico pero en realidad es un ajuste muy poderoso): en lugar de tener como slogan que “Sin sacrificio no hay beneficio”, repítase “Todo tiene su hora. Y siembre con todo su empeño, si es hora de sembrar. Ame incondicionalmente, si es hora de amar. Avance con determinación, si es hora de emprender la retirada. Y, de paso, pare de creer en la meritocracia del dolor porque aunque puede que a veces funcione en realidad es muy desgastante vivir así. Convénzase de que el universo piensa lo mismo de usted todo el tiempo (incluso en esas veces en las que se ha equivocado) y note que las cosas bonitas que le pasan no le pasan porque usted las haya pagado antes con cuotas de sufrimiento sino que le ocurren debido a su grandiosa condición humana y porque su corazón, aunque a veces se descalibre, es un corazón bueno. Ah, y una última cosa (entonces son tres propuestas de felicidad y no dos, como anuncié al principio): haga el ensayo de creer que si deja de sentir miedo no se está arriesgando más o, en otras palabras, permítase considerar, al menos por una vez, que “De eso tan bueno sí dan tanto”. Porque dan. _____ Columna publicada el martes 1° de junio de 2016 en el diario Centro (México), disponible en este enlace: segundo lingote de felicidad de Sylvia Ramírez

Conferenciante internacional de Felicidad y Personal Branding Coach Ejecutivo – Coach Personal @SylviaRcoaching 

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